RETRATO
Ceñida figura es a la carne el trazado rostro
bien captados cada uno de los pliegues de la cara
esculpida cada gris, cada peca de la tara
que gran mérito logra, el pintor con su atinado estro.
Tan fidedigna la voz de los ojos son los trazos
contando del brillo, de lo que fue vibrantes glorias,
sin ocultar la impronta de pesarosas historias
causa de pretéritos desaciertos de sus pasos.
Revela fiel mueca de una simulada sonrisa
y escondido en el corazón, su centro yace roto
irónico gesto, que para el retrato es premisa.
Así sonrientes labios y mejillas, frente altiva
será el retrato con que en ulterior tiempo remoto
mantenga presencia y que su recuerdo siempre viva.
Lebusla
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