¡Buenos días mi hermano, venga un abrazo!
¿qué te trae por acá tan temprano?
venga… ¡Abrázame fuerte!
estoy contento, lleno de ilusiones y alegrías,
¿a qué se debe tanta felicidad? ... Primero échese un trago,
¿un trago tan temprano? ... Acompáñame en este brindis,
brindemos por la mujer que le ha dado luz a mi vida,
apoderándose de mis sentidos… Dejándome perplejo,
¡enamorado y lleno de esperanza!
Venga, acérquese… ¡Que le cuento!
Anoche sentado en la plaza… a oscuras,
triste y desolado… Rondaba por mi mente tantos recuerdos,
que me ahogaban de nostalgias… Hasta el punto de sentirme envejecido.
levanto la mirada… emocionado veo pasar una hermosa mujer,
me sentía como un niño… al que le dan su primer juguete,
y alegre… lo guarda con recelo.
Jamás pensé que después de viejo… Volvería a enamorarme,
la miraba… y al ver sus cabellos como hilos de oro,
vestida de blanco y sus muñecas adornadas, como si fuera un campo lleno de flores,
su aroma, sus hermosos y jugosos labios… Que me enamoran,
sus ojos iluminaban su caminar… ¡Dios me sentía cautivado!.
Acercándose a mi dijo… Amado mío,
yo puedo apartar de tu mente tan tristeza que veo en ti,
anda, ven conmigo… tembloroso, mi corazón empezó a galopar,
como ese caballo viejo que tú tienes… ¿Recuerdas?,
cuando apresurado salto el establo… Rompió la alambrada,
para verse con su potranca… Así, ¡así me siento yo!.
Al alejarse… encendía mi ser,
despertando uno a uno mis sentidos,
nunca pensé que después de tantos años… ¡Hermano querido!,
el árbol que yacía muerto… Caído al suelo,
volvería a revivir… A florecer.
Venga hermano… Levántese de su silla,
y deme un fuerte abrazo… ¡estoy emosionado!
brindemos por ella... Que te ha vuelto a la vida,
bendita sea… Hermano, ¡has vuelto a renacer!,
ande, apúrese y váyase… Pero váyase, que se le hace tarde,
no pierda esa flor que le dan… Corra,
a verse con su potranca que lo tiene embarbascao,
porque después de esta vida… No hay otra oportunidad.
En Honor a la memoria de nuestro querido Simón Díaz
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