Ella,
la gran mujer
que les dio la vida,
esa mujer hoy invisible,
etérea pero presente
en el aire,
en sus pequeñas manitas.
Se fue pero dejo su huella,
sus retoños,
sus dos flores nacidas,
recordando con sus pétalos
a esa mujer que las engendró
con tanto amor,
antes de abandonar esta vida.
Presente en el espejo
tantas veces cuando se miran,
recordando con dulzura
como se parecen
a como era ella
cuando aún vivía.
Presente en las caricias
que entre ellas se prodigan,
con tanto cariño
recordando
a la gran mujer
que les dio la vida.
Presente cada vez
que se sorprenden
con una mariposa blanca cerca,
que como de la nada emerge
mágica, ligera y primorosa
y con suavidad las acaricia.
Presente...siempre presente...
Te amaré mientras viva...