Bolívar Delgado Arce

VIGILIA

                             -A los hermanos emigrantes

                            en todo el mundo-

 

El corazón te sintió cuando partías

muchos ojos te lloraron,

otros (pocos) te vieron.

La Osa Menor -en madrugada-

se dasayunó de tu partida,

 el sol te observaba, el viento

y las nubes te abrazaron, te llevaron

ninfa, crisálida, mariposa;

saltaste de tu nido -jamás abandonado-

la tapia del jardín, el Ande, a lo ignoto,

la espera desde entonces

es maternal agonía

y fraternal también nostalgia.

 

Apresura el paso el tiempo,

 las horas,

se aproxima la meta

el anhelo, la distancia,

señala la esperanza nueva senda

y tan pronto haya pasado

la borrasca y la vendimia,

te traerá -eso anhelamos- a la Sierra

la primavera,

el retorno de las aves

o el final del invierno.