No me ames demasiado, no lo hagas.
No me digas cada día que me amas
Porque me aterrorizo.
No me ames demasiado.
No despiertes en la mañana y menciones mi nombre,
No me pienses a cada instante,
No me encierres en tu fosa de lujuria y gozo,
No me digas que me extrañas.
No me ames demasiado porque me aterrorizo,
Me invade un miedo frío y seco cuando dices que me amas
Porque no sé si duré cien años o dos horas.
No me juegues con deseo.
Ámame en secreto y con cautela
Que yo no quiero amarte sin mesura.
Quiero amarte sin herirme y sin hacerle daño a tu ternura.
No me ames demasiado, puede que al final nos duela.
Quiero amarte como a nadie, de eso no cabe duda,
Pero nadie quiere ser amado en demasía.
De tal manera que si el dolor llegase
No acabemos muertos en melancolía.
No me ames demasiado y tampoco me ames poco
Quiero ser amado con recelo y entereza
Sin llegar a el punto de perder mi fundamento
Y dejarlo en tu dominio a merced del contratiempo.
No me ames demasiado, por favor;
Y si vas a hacerlo, que no dure poco tiempo.
Al menos hasta que perdamos la razón
Y no recordemos ni un detalle este amor.