Me creía poeta,
escultor de la palabra
arquitecto del verbo,
Levantaba castillos
esculpía quimeras
cincelaba figuras en la arena
que las olas barrían...
Pero encontré tu cuerpo
en las playas desiertas,
y como un pobre ciego
descubrí el universo con mis manos,
inventé la palabra con mis labios
y caminé tus senderos más ocultos
siguiendo tus aromas encendidos.
Y mudo entre tus dunas
escarbé con mi lengua enfebrecida
y las aguas brotaron espumosas
lamiendo mis heridas
y me rendí desnudo a tu mareas
a tus ciclos lunares
a la galaxia espiral de tu deseo
a tu oasis de vida.
Me creía poeta
pero apenas soy un aprendiz de hombre
cegado por la luz de tu belleza
intentando beberte sorbo a sorbo
en el geiser frutal de tus praderas,
devorando tu aliento
deseando fundirme con tu sangre
en el crisol ardiente de tu delta.