¡BACÍA II!
Si acaso te ofendí musa querida
entiende que tan sólo soy un hombre;
a ti ya te entregué toda la vida:
¡Regálame un poema que me asombre!
No quieras darme aquí la despedida,
mi verso quiero, con amor te nombre;
la llama de mi pluma está encendida:
¡El bardo me pusiste, tú, por nombre!
Bajando nubes andas pluma mía:
¡Tejer querrás un manto a Prometeo!
de caza vas también tras una arpía...
así cumplido queda mi deseo,
igual que Don Quijote, una bacía:
¡Tendré sobre mi testa, cual trofeo!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino