Todo moría a mi alrededor
Se me iba. Se transparenta
Metamorfosis del cemento en desierto.
Ofuscación.
Fue drástica, espontánea, rápida,
Impulsiva la decisión.
Ponzoña a los tímpanos.
Golpe de puño, tras golpe de puño en el mismo pómulo.
No era mortal lo que veía ( el alrededor ), yo si.
Y me fui, como quien flota, mas allá de los cúmulos y planea.
Y me posaba, observando cual águila mis reacciones faciales.
De repente esa voz aguda, casi
graciosa y punzante
Qué me grita por el vínculo familiar ( tio ), y vuelvo consciente a patear la pelota.
Ese preciso instante fue el hilo que me condujo otra vez a la realidad.
Fue lo único real en ese derrumbe.