DIEGO DE ALMAGRO (II)
Partiste desde Sevilla
de donde muchos partieron,
buscando esa maravilla
que los mares escondieron;
tan lejos de tu Castilla
cuna de grandes guerreros,
y de hidalgos aventureros
con lanza y gastada silla,
siguiendo de villa en villa
tras rastros de caballeros
y princesas de pacotilla.
Tras muchas penalidades
en Darién desembarcaste,
y todo cuanto encontraste
fueron más dificultades,
por ese clima intolerante
común en aquellas ciudades,
donde son las vanidades
quien endurece el semblante,
haciendo que el tolerante
un manipulador de verdades.
Conseguiste la encomienda
y labrador así te hiciste,
aunque era poca hacienda
para lo que allí tú fuiste;
pues tras meditarlo supiste
que debías buscar la senda
y que al llegar nunca viste
por aceptar la prebenda,
sin quitarte aquella venda
que al embarcar te pusiste.
¡Bravo a quien cuenta se da
de que es otro su destino,
y comete el desatino
de lanzarse en soledad,
buscando su realidad
por difícil sea el camino!
Joanmoypra