clonariel

NOCTURNO AGÓNICO

Plantando claveles,

baja la noche en racimos oscuros.

El lecho es un templo caliente,

te arrimas a mi como la hoja de un árbol.

 

Nuestros labios son un enjambre,

nuestras bocas, precipicio.

Un playa de neblina nos aguarda,

donde el mustio deseo se hace ola.

 

Hay rosas en nuestra sangre

y una batalla en los ojos.

En lo inmenso somos huéspedes,

tras la mañana desnuda.

 

Tantas veces te busqué,

en brazos del viento rastreaba tu aroma,

te llamaba desde el fondo del silencio,

los años fueron una flecha inmóvil.

 

Hasta que de pronto se abrió el surco

y el trigo de tu cuerpo invocó mi nombre.

¿Soy sombra, sueño, agua de tus manos?

¡Ah, dichosa ilusión, alegre llanto!

 

Amor, esta noche nos arrastra.

Ven conmigo para siempre, subamos

por la luna arrodillada,

que el universo está en tu vientre.