Que hermoso el sol cuando a la
aurora mostraba tu pelo medusa.
Hoy el bosque está húmedo y
luciérnagas reposan.
Desde lejos llegan ecos de silencios y
tu voz inconfundiblemente entremezclada
con precipitación de aguas.
Mi alma te busca como barco su destino.
De mis huesos,
no he podido desterrar las huellas de tus labios,
la lluvia de palabras
ni el aroma de tus manos.
Esta ansiedad no se calma
con la altura de un abismo
ni el mover de una rama.
Pálido recuerdo escondido
en la sombra de un portal deshabitado.
La última tarde de amor mariposas
luchaban contra el viento,
rojos pétalos se adormilaron,
hormigas confundieron senderos rotos y
nubes dispersas caminaron
por lánguidas montañas.
Hora de la desolación,
de buitres negros,
de puertas cerradas y del vaho a
orillas del horizonte sombrío.
Lloré tu pasado y
vi anclas arrojadas
entre espinos deshojados.
Ah cansado, cansado,
cansado sueño de esta hora final
en que te espero sin
la luz de la esperanza.