Son estos días donde tocar al cielo con las manos,
uno se pregunta, si es la salvación o la muerte.
Siempre la mirada fija, solloza,
pregunta gritando al cielo, buscando piedad
¡Piedad frente al mal!
El corazón se desgarra y la mente se abate,
segundo a segundo, hora a hora, día a día
cuando se es victima inocente.
Son estos días donde no hay rincón en la tierra
en que el mensaje de resurrección
no rompa en ese grito crucificado
Y la verdad
inste a pedir perdón a Dios
por todo lo que no fue.
Son éstos días
en los momentos tan duros,
tan ásperos y de aristas tan cortantes
donde el dolor duele
en el canto de esperanza
y en el grito de exaltación
y en el gozo
En la fe ciega y tota,
en la entrega absoluta y sin reservas.
Son éstos días y no otros,
donde el alma estalla
con brazos abiertos y atraviesa
el grueso manto de las tinieblas
esperando la luz
que levanta los parpados y eleva la mirada
Solo tu, mi Dios
eres lo más sagrado y todopoderoso,
no me abandones,
no me separes del amor
ni me arrojes a la precariedad humana,
a la muerte
Solo la paz del espítitu
sembrará la humildad y la comprensión
Solo tu darás las fuerzas
para sobrellevar la ruptura,
destrucción y aniquilamiento
Alzarás mi voz ante los valores desiguales
ante el mundo que sangra
ante la moralidad hipócrita
la negación de la vida
el desprecio del cuerpo
y ante el titubeo de la existencia
frente a la barbarie
antes de que despierte
en la nueva aurora
Mané Castro Videla