José Antonio Vilela Medina

Niñez perdida

Con un rostro macilento
ojos tristes y deprimidos,
veo niños trabajando como esclavos,
sin futuro y sin destino.


Desde pica piedras hasta estibadores
desde el alba hasta que el sol se oculta,
desamparados pregoneros de una aciaga realidad.

Con sus manos callosas y curtidas 
como un adulto,
dan el jornal del día, a su madre querida.

Del colegio ni hablar 
cansados por el trajín anterior,
en su carpeta habitual se quedan dormidos.

De la escobilla hace su muñeca
del ladrillo un coche,
juegos ya olvidados y destruidos por labores
que a su edad no deberían hacer.

¿Pero hay al final una luz de esperanza?
¿Habrá en el fondo de sus almas una recompensa?