Se dibuja tu presencia
detrás de cada pensamiento que me llega,
necesito un espacio, aunque sea una grieta
donde respirar los miedos que me hablan al
oído de tu partida,
ahogadas en la inmensidad de la tristeza,
el tiempo me enseñó tu despedida, cuando
mis manos quedaron estiradas en la desesperación,
con la obsesión de tu regreso empolvado en el tiempo,
hoy, sigo esperando impávido en el mismo lugar.