Todo comenzò en ese momento, el tiempo se nubló y una brisa frìa inundò el cementerio. -Francy, solo quiero llevarte conmigo muy lejos de todo esto. -Jony, estoy preocupada, me siento envuelta en una ola de misterio, vamos a la casa quiero contarles pronto a todos ellos lo que hemos visto, vamos por el sendero que recorta el camino hasta la casa. En el trayecto se encontraron de frente con una mujer y un niño que iban en sentido contrario. -Jony ,creo que he visto antes a esa mujer, no entiendo la prisa que lleva. Mery y Juan estàn en el patio frente al sendero con sus rostros perplejos, y al ver a Francy y Jony le cuentan que la mujer y el niño que iban subiendo ellos la vieron salir del sòtano de la casa, en ese preciso instante exclaman Yolanda y Josè, ¡la pintura del cuadro se esfumò, no estàn ni el niño ni la mujer!. -Por mi parte les cuento que confirmé lo que dice la gente del pueblo, que cuando alguìen ocupa esta casa, en el cementerio de la colina aparecen làpidas con los nombres de los que habitan en ella, hoy mismo debemos salir todos de aquì pues la fecha de las muertes se inician a partir de mañana. Y nuevamente los lugareños comentan. Uno de ellos les dice: -¿Recuerdan las extrañas circunstancia en que desaparecieron los primeros dueños de esa casa?. Muchos hablaron que ella abandonó a su esposo y a su hijo, otros dijeron que èl la envenenó y ocultó sus restos en el sendero. Y cada tiempo se ve entrar siempre a la misma mujer a esa casa en busca de su hijo y nunca se ve salir. Despuès de aquello todo el que ocupa la casa le va muy mal. Estos se salvaron de un mal mayor, parece que solo los asustaron y por eso se fueron. Y la brisa frìa cubrìó todo el pueblo con aires de suspenso.
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