Ya no distingo, no...
Ya no hay frases ni escritos, los has extinguido por alguna razón y no me lo has dicho.
Con ellos... despareció tu pasión, la enterraste en nuestro nicho, apartaste la ilusión, como se aparta cualquier bicho.
Ya no distingo lo que está bien de lo que no... de la realidad que irrealmente me hace soñar, volar y aterrizar en nuestro lugar... por donde nunca más harás que se ponga el sol, nuestra playa varada que nos dejó las muestras de este dolor por tanta y tanta apuesta, perdiste tú... también perdí yo...
Ya no distingo y me confundo cuando piso el mundo que un día poco a poco me quiso en lo más profundo, me inhundo en notas de recuerdos, en melodías de nuestros acuerdo, medios días, medias lunas y todo sigue igual que aquel invierno, hace tanto, tanto frío que parece mentira que vivamos en los avernos.
Ya no distingo con las prisas si son para mí esas sonrisas, pero qué decir... todas tus fotos vienen moldeadas, precisas, me confunden y me hunden en el gran infinito de acabar de escalar la cumbre, leerás mis escritos pero nunca lo sabré como de costumbre.
Si ya no distingo, si cambiamos tanto y tú estás tan distinto, no nos hagamos más daño e intentemos salir de este laberinto en el que ya llevamos dando vueltas años... mi esperanza a que no vagamos en vano, mis alabanzas a tus sitios más extraños... mis gemidos chocando contra la orilla donde luz de luna triste poco brilla y lo hace como ninguna cada vez que me estremezco, al pensar que solamente soñé que sería perfecto, hacerle allí el amor al intelecto, fundirnos en pasión como nos dicta el corazón tan imperfecto de razón incorrecto.
Ya no distingo, una parte de mí probó que existes, la otra solamente lo que el alma insiste. Yo brevemente caí en un delirio intermitente... es la casualidad de volver a coincidir fatal, ultimamente todo venía inconexo y mal... parecía que se arreglaba pero sentí ver como al volver se estropeaba, pues ya no distingo si era mi alma que deliraba...