Nos devuelve la vida perdida,
nos hace llorar.
Somos instantes infinitos.
Y cuando sentimos
que estamos perdiendo
todo el cielo nos llueve.
Nos demuestra que no
todo dura para siempre.
Se lleva todo;
menos el amor
que no logramos conseguir.
Y ahí; fijos; nos quedamos.
Sin nada.
Somos guerreros,
somos instantes.
Sentí ser fuerte,
por un segundo.
Pero vi en el cielo,
mis lágrimas.
Creí que podía destruir,
pero solo logre construir,
un mundo de fracasos.
Aunque, el fracaso,
puede ser
el mejor camino
a tomar.
Al fin y al cabo,
solo somos humanos;
siguiendo un rumbo inexistente.
Lo creamos en nuestra propia mente.
Y con nuestra propia mente,
un sin fin.
Y la única ruta
que tenemos es
ver felices a quienes amamos,
pero; con nosotros.