Se fue yendo lentamente
sin proferir ni un lamento
era un hombre ya muy viejo
que cumplió su juramento
Se había casado muy joven
en un pueblo de una aldea
con la mujer que quería
que no era ni guapa ni fea
Fueron momentos felices
los que con ella vivió
pero una tarde temprana
el cielo se la llevó
Desde entonces vivió solo
con su recuerdo querido
con su tristeza infinita
y el corazón herido
En su mesita una foto
recordaba a su mujer
aquella fiel compañera
que le entregó su querer
Una noche de repente
se sintió el viejo morir
y cogiendo aquella foto
se sintió otra vez vivir
Porque sabía que iba
a reunirse con su amada
que allá arriba en el cielo
hace años le esperaba