En el ande helado
donde pulula el frío
y el silencio se rompe,
con la sinfonía que emana
del castañeo de dientes
de las llamas , sus bufidos
Y el piafar de sus patas.
En el vasto ande la india,
trenzada lleva el alma y el tiempo.
India envuelta en pompones multicolores
bajo su acampanada falda
lleva siete blancas enaguas,
Con su pacha majestuosa
cargando en la espalda su crío
Pastorea del alba al ocaso,
Enraizada en su ande
En el sendero están marcados
sus pasos y las huellas de sus ojotas
Viento que orada
el alma de las rocas
Hululando y acomodando
los compases de las agudas
notas de la quena
compañera melancólica .
Abierta a la luz y la inmensidad
del resplandeciente cielo serrano
Ceremonia sagrada que nada ni nadie perturba.
Por los siglos de los siglos.