Ayer al recordarte sangró la vieja herida
pues debí cansarme mucho sin notarlo siquiera
corrías en mi sangre de las noches ingrávidas
cobrando vida el fantasma disuelto en la memoria
Bailaban en mi mente pesadillas ahorcadas
degollando implacable la perversión del sueño
los árboles dormidos sin luces en las copas
paradigma viviente de un sol envejecido
En la tenue llovizna que nos trae diciembre
alejado del bullicio que estremece la tierra
extendiendo su manto lleno de pesadumbre
cubriendo los lagares, llegando hasta la sierra
De nuevo ha amanecido, ahora estoy despierto
más mi alma está vacía, atravesando el desierto
entre las fiestas del día y mis tristes pensamientos
culebrea mecida por un oceánico viento
Buscaba los canarios que salvarían mi mundo
escuchando muy despierto las mismas canciones
y con sonoros grito masajeando el tormento
pero todo era ínutil pues tu estabas distante