De mis manos se resbalan
las caricias prometidas.
las que se deslizan solas
por mis temblorosos dedos,
que como aire los roza
y que efímero se escapa.
La caricia susurrada,
la esperada, la que te ansía,
esa que tu cuerpo a gritos,
sin voz llama.
Anclado en mi locura,
tu espera la reclama,
que se me escapan
de los labios
los besos deseados,
esa suave humedad
que mi boca seca
de tanta espera pedía,
esa dulzura que sin tenerla
te ofrecía y tu bebías.
Es un abismo latente
ese beso al tiempo colgado,
se convierte en caricia
llena de ternura febril
que acompañaba a tu aliento.
Aquí anclado he quedado
a la espera de dártelos,
y se me cierran los ojos
por los insomnios de sueños,
de las fantasías no vividas
entre sábanas de nubes,
pasiones que son de humo
y se desvanecen, no existen.
Caricias que han despertado
tu piel que permanecía dormida,
y que no quiero que siga durmiendo,
deseo que espere, que sueñe
las caricias que he guardado
para tu cuerpo que es una utopía.