Como una niña pequeña me siento dormida en tus brazos y es tu
corazón cascabel que va tranquilizando mis pasos, como una
huérfana ausente de tu pensamiento cerrado vivo buscando en tu
mente un espacio prolongado.
Llévame al columpio escondido de tus sentimientos, donde las
mariposas entrelazan los sueños con sus misteriosas alas
transparentes en el turquesa encendido del cielo de mi alma
cuando la tienes.
Llévame a volar contigo para no perderme en la ruta de un
moribundo pasaje que se durmió en el ayer.
Pequeña y niña dormí, mujer y musa desperté junto a ti.
Y como un fénix que se extingue en las llamas, consumiéndome
en la pasión inducida fui resurgiendo en las cenizas,
como quien se prepara para volver a extinguirse en otro engaño del amor.
¿Por qué llorar? Si sabia que me ibas a dejar, ¿Por qué sufrir?
Si a todo se le llega el fin, ¿Por qué el mentir? Si sabias que te
ibas a ir.
Prisionera vive la niña en tu silencio que le rompe el corazón
apenas se descuida, y la mujer no huye porque te quiere cerca
porque no aprende a soportar tu ausencia aunque ella se burle de
su presencia.
Déjanos partir dile adios a esta vida de engaños que pretendes
manipular.
¡No entiendes!
¡Ya no te queremos!
Te robaste el corazón de ambas y ambas te lo reclaman,
destruiste las dos mitades y te quedaste sin mí…