Parecía una gota destilada de luz solar,
concebida en un calor intenso
como el de la superficie del sol.
Había quemado todas sus impurezas,
dejando sólo su pura belleza.
con una piel suave y serena
Su cuerpo sin alterar, convertido
en una rosa jaspeada de color azulada,
producían leves vibraciones en mi mente.
Sólo en la boca de la mina abierta,
el color se alteraba.
Cuando era azotada por los vientos,
se convertía en barro sangrante,
y se alzaba en densas nubes de polvo rojo
cegada por la sangre de los esclavos.
El grito era el mismo.
¡En el kopje Colesberg!, los niños,
han encontrado diamantes
manchados de sangre.
P.M Pedro Monroy Gemio