No hay de qué hablar
cuando todo está revuelto
así que no hablemos hoy,
mañana ya veremos.
No me hables de los sueños ...
no me hables de esos ayeres arraigados
ni de esos futuros tan deseados,
no me hables de esos delirios que persigo
ni de esos cuentos sin testigo.
No me hables de la verdad ...
no me digas lo que no es cierto
ni me afirmes lo que ni sabemos,
no me vengas con pamplinas de antaño
que ya todos conocemos.
No me hables de los desvelos ...
no me hables de los cuentos que de niño
me ayudaron contra ellos,
no me digas de los dueños de mis noches,
que esos si son compañeros.
No me hables de amorios ...
no me hables de las farzas
que se confunden con aquello,
no me digas ni me cuentes
que mi pecho sigue en duelo.
No me hables de Dios...
no me vengas y me digas
que le alabe y que le pida
que me cuide y me bendiga
si no toma nada en serio.
No me hables de la vida ...
no me hables de eso que confundo
con la muerte en carne viva,
sólo habla si es que sabes
cuando se termina...
JCEM