Te sigo amando,
en las sombras de los pájaros,
en la nieve tardía,
en las largas avenidas sin fondo,
en las calles solitarias,
en el canto de los turpiales,
en la rosa enamorada, que te llama.
Te sigo amando,
no lo dudo,
me lo dicen los ecos del silencio,
me lo dicen estos manantiales tan callados y llorosos,
me lo dice la luna solitaria.
Y este corazón acongojado, medio dormido.
Te sigo amando y recién caigo en la cuenta,
que es cierto, pues el amor no se acaba,
como el agua del caño, de la noche a la mañana.
Te sigo amando amor.
Sigues siendo el rey de mis castillos encantados,
sigues siendo la ilusión dorada.
El caballero medieval fiel.
El marinero apuesto que ayer dejé en la orilla,
¡Tan triste!
Mi poeta de los mil versos de amor.
Te sigo amando, aunque a veces,
tengas sabor a hiel y cruz.
Regálame un minuto de amor,
sólo un minuto, que devolverá a la hoguera,
la candela del amor.
Que te convencerá, que tú tampoco,
me has dejado de amar.
¡Mira, nuestros corazones tienen alas!
Se volvieron a juntar.
EDITH ELVIRA COLQUI ROJAS- AUTORA