¡Y TE ELEGÍ MI DIOSA!
Adivine en tus ojos, desde el primer instante:
¡Eras la dulce musa, que andaba yo buscando!
para aliviar mis penas y no viajar errante:
¡Porque al mirarte logro la paz que voy clamando!
Quiere mi ser amarte, el cuerpo está tranquilo,
tus latitudes hondas navegará mi mente
y lograré sin duda filigranar mi estilo:
¡En el mejor momento llegaste cual presente!
Deseo para honrarte versos tejer lauríferos
y en tu dorada frente como corona altiva,
los lleves tú por siempre, de brillantez auríferos:
¡Enseñando a las féminas que el garbo de cultiva!
Descendiste del éter mi salvador oxígeno,
devolviste a mi espíritu vitalidad pletórica;
más que mortal me siento un colosal terrígeno:
¡Que va paseando su alma, dispuesta a amar y eufórica!
Tu nombre no es Polimnia y te elegí mi diosa,
aquí en mi propio pecho te he fabricado un tálamo,
para que en él descanse tu cabecita hermosa:
¡El resto de tu ser, vivirá en mi hipotálamo!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino