“El olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda”
MARIO BENEDETTI
Morir lentamente en la memoria de alguien vivo, ser objeto de un desahucio inevitable y doloroso,
renunciar al tan mundano anhelo de trascender, mirar atrás y contemplar el mar sereno, pero profundo y acechante…
y de ese mar estar cautivo.
Morir despacio en una historia que nadie ha escrito, dejar que esa historia se reescriba sin contexto
porque es eterna pero breve y sin final ni cierre…
morir en la memoria de alguien y no saber a ciencia cierta
si de verdad ya no le vives o te mata sin pretexto.
Morir a la distancia como se muere en una guerra despiadada,
en la llanura que se incendia con recuerdos que te abrasan,
en la memoria de quien te observa de reojo… morir con la mirada que te arroja hacia el vacío,
hacia la nada de ser polvo y nada más y ya más nada.
Morir en la memoria de alguien que mantienes vivo, como muere el sol que llega al horizonte por la tarde,
pero renace victorioso y sin dudarlo con el alba,
porque así es como resurge la esperanza cuando absuelve a los recuerdos
y los redime y los reactiva en nuestras almas.
Morir cuando en quien mueres vive siempre en tus recuerdos, porque el recuerdo te confirma que no olvidas,
sólo pones en su sitio lo que queda y dibujas un esbozo de nostalgia
que exacerba a tu memoria… a tu memoria mercenaria.
Morir en la memoria de alguien que te sabe vivo, pedir perdón
y perdonar lo padecido,
ese es el reto de vivir muriendo en la condena del olvido
o de olvidar que vives
porque mueres
pero
sigues
vivo.
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Código de registro: 1607238434349 Fecha de registro : 23-jul-2016 1:57 UTC