La sencillez de su piel
que al acariciarla se deshoja
viene a mí insolente,
viene a mí a deshora.
Tan guapa como siempre,
tan buena como hasta ahora.
Tan pura y suave:
el rozar de una amapola.
Viene y se va
como el viento aroma.
Me busca en la risa del querer,
la encuentro en la penumbra de mi sombra.