El tiempo se devela en una hoja que se cae.
En la escarcha de mis sienes y
en las crestas de las olas que se arrojan
sobre playas y espigones.
El tiempo se devela en las sinuosidades
de las dunas con figuras de sabiduría.
En el susurro de un arroyo que adormece
y transporta parte de su tiempo.
El tiempo se devela en el vuelo contrapuesto
de las aves. Más que en la muerte
en la vida que renace y en el paso lento
de las nubes que lo quieren ocultar.
El tiempo se devela en un parpadear del tiempo
dentro de una eternidad unánime.
El tiempo se devela en los vuelos espaciales
por querer alcanzar otros tiempos remotos.
Eliéser Wilian Ojeda Montiel
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