En el espectral silencio de esta madrugada
mi cuerpo lejano al tuyo te recuerda
aún no se apaga la luz de unos besos
las marcas en fuego de tus caricias
ni el estremecimiento de mi piel en agonía.
Mujer, tú me amaste mas no debías
y yo te amé, la porfía es nuestra;
me consumo en el recuerdo de tu desnudez
sabiendo que nunca más seré tuyo.
¿Cómo podré amar a otro ser que tú no seas?
Si cada vez que ame tú serás la amada
aunque no recorra tu piel lejana por siempre.
¿Cómo amarla, sin traicionar tu alma?
Digo adiós a la pasión y al amor, me quedo solo
en el territorio de la esterilidad y el olvido.
Tal vez en otro mundo en un lejano universo
nos encontremos para amarnos todavía.