Oh edén escondido en la cañada
contigo vi la luz un mes de enero,
arrullado por gotas de aguacero,
entre achupallas, chilcos y retamas
Tus cristalinas aguas de tu torrente
dibujando van caprichosas figuras
desde allá donde nace de ignotas alturas
hasta donde muere la inmensa serpiente.
Bajo tu cielo azul el viento brama
tus valles tus laderas tu alta cima,
tu rutilante sol y tu templado clima
engalanado van tu panorama.
Un coro de zorzales al nacer el día
despiertan al humilde campesino,
saludando a la aurora con su trino
jubilosos cantan dulces melodías.
Eres el Edén de mis lágrimas tantas
cobijas en tus faldas añoranzas mías
y derramas cual perfume de ambrosías
aroma de eucaliptos, molles y yerba santas
Amo tu remanso y tu silencio arcano
amo el rocío de tu alegre amanecer,
amo la soledad de tu mustio atardecer
cuando el sol va muriendo en horizonte lejano.
Al vibrar en el pecho esta añoranza
permite que este bardo se inspire
por eso que estas trovas hoy escribe
su más tierna oración, una alabanza.
Al final de esta rima que es mi ofrenda
quiero que los peñascos y potreros
repitan en sus ecos este feroz grito
¡QUE VIVA MI PAMPÁN, MI BELLA TIERRA!