En un beso están irremediablemente unidos Eros y Tanatos:
Hermanos que nacen y mueren en un solo y eclíptico gemido.
En un beso he encontrado el calor para elevar mi fuego,
Tan alto para quemar mis alas,
El beso me ha suspendido en el momento.
El instante me hizo dueña de sus latidos,
Fue mío, y aun así
Me enfrente desnuda
A la verdad,
Una cobarde jamás
Robara un ápice de su esencia...
¿Cómo cerrar los ojos
A mi aplastante realidad?
¡Qué cierre mi conciencia con sus manos!
¿Cómo darme a la fuga de mi Gorgona?
Sus Cabellos carecen de serpientes,
Pero la proximidad de su roce tienta mis pasos:
Soy ante su presencia La Eva inconsciente,
La Madre de todos los pecados,
La exilada del paraíso de las utopías...
Que me Tome,
Que me Doble,
Que me forme como le dé la gana...
Que me amarre,
Pero que me de las llaves para escapar
Ilesa de la cárcel de sus pasiones...
Ahora declaro acalladas mis armas,
Me rindo a su guerra,
Cambio mil arsenales,
Por la paz de su efímero abrazo.
Maldito Eros,
Bendito Tanatos,
Como no morir,
Mientras el núcleo de la llama misma
Quema la poca cordura que queda en mí ser...