No habrá manos que detengan el hachazo invisible
Nada impedirá que sea un cadáver sin retorno
astillas en galope hacia la amnesia
Cuando los moradores hayan vuelto a casa
al fingido bronce del mediodía doméstico
sus ojos, golpeados por el vacío que ahora subraya al cielo
se esparcirán por el patio como polvareda de preguntas mudas, inútiles
(No habrá comidas gozosas
No habrá secretos que mondar bajo la fronda
El columpio no acompasará las tardes)
Entre las ramas caídas
los deudos de la jacaranda encontrarán una certeza brutal
esa que durante años disfrazaron
con un sereno adverbio de tiempo