Las brasas del corazón
ancladas en silentes palabras, se anidan.
Ocultas en arcaicos ropajes se encuentran.
Esperan ser rasgada en cada esquina,
con los filos de tu querer.
Jamás la excelsa fragancia de la vida
en ningún tiempo recuperar podré.
La tranquilidad de la vida perturbada ha sido.
En mis locos desvarios,
exaltados sentimientos afloran.
En los jardines de la existencia, las rosas marchitas están.
Solo sé, que el fuego divino de tu pasión,
atado al ser mío se encuentra,
al horizonte infinito de la sinrazón.
bambam