Tus labios son el lugar
Donde reposo el alma
Y mis malestares
Son domados con ese baile
Que nos damos
Y derrotados en la comisura
De tu boca.
Y tu lengua sabia
No hace más que acariciar
Mi cordura,
Y me enredo en ella
Que no hay más placer
Que estar atada
A esa prolongación
Delicada y exquisita
De tu lenguaje.
Son tus palabras dulces
Que dejan rastro,
Que precisan ser arrancadas
A mordidas.
Y es tu saliva el néctar prometido
Por alguna divinidad,
La humectación de mis sentidos
La fuente donde lanzo
La moneda y espero
Detenida.
Son tus dientes la celda
De la que no puedo escapar
Atrapan mis labios cual grilletes
Y yo me dejo aprisionar.
Bárbara Barrientos