Ví una luz tan brillante
muy brillante para ser luz,
hoy sentí un resplandor intenso
que no dañaba, que no quemaba,
que cubría todo e iluminaba
y aún llegaba a mi alma.
Sentí una presencia en todas las cosas
que transformaba todo y a todos.
Sí, yo ví esa luz y ese resplandor
y esa Presencia:
única, infinitamente grande
maravillosamente buena,
omnipotentemente eterna
generosamente cierta, paternalmente cerca.
Yo, yo lo ví, lo sentí
y lo amé, yo...
yo lo quiero como a nada
porque pienso que !fue Dios!