Hay noches que mi alma
sale a ventear penas,
y rauda se dirige
con ganas a esperar,
a quién con sapiencia
siempre la aconseja,
Y envuelta en su karma
la sabe...escuchar.
Siempre está presente
y desde allá arriba,
se erige en jueza
de la humanidad,
seguro que a veces
llora compungida,
pues quiere otra cosa
y no...esta realidad.
Cuando al fin conversan
mi alma con pena,
le cuenta de amores
y de mi soledad,
la luna por vieja
sabe de estas cosas,
opina con tino
y luego...se va.
Algunas que otras veces
cuando tiene dudas,
junta todas ellas
y sale a buscar,
a su gran amiga
la estrella cercana,
y entre duda y duda
todo...han de arreglar.
Una vez cansado
de acunar recuerdos,
salí de mi encierro
a la libertad,
miré hacia arriba
me estaba cuidando,
y alumbró mis pasos
hacia una...deidad.
Apareció de golpe
como de la nada,
me dijo sonriendo
tardaste en llegar,
si esto es un cuento
yo quiero ser parte,
juguemos que es cierto
bien vale...soñar.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)