Redes que me acercan recuerdos. Doce meses. Doscientas cincuenta y dos páginas de una novela motivaron la búsqueda. No me costó mucho. Apenas abrí la puerta del corazón apareció tu reminiscencia. Allí estabas, cuidada como siempre. Con tus ojos titilando en la noche de mi corazón. Nombre. Apellido. Muchos rostros. Una lupa en la efe azul que no te encontraba. Y de pronto, el sistema te trajo hasta mí. Acaricié tu rostro en la pantalla. Un touch agrandó tu foto de perfil. Eras. Eres. Siempre serás. Todo. Y yo, apenas, algo. En una página, toda una vida, la tuya, resuelta. Te escribí. Me descubriste. Un viaje. Una cita. Un abrazo. Besos. Un reencuentro. Un amor. Son las cosas de la vida...