Esta intensidad quema.
Quema las entrañas,
desde el esternón
hasta los huesos.
Quema las venas
donde fluye sin parar.
Quema las sienes,
y quema el corazón.
Quema la vida,
o la vida se quema con ella.
Esta intensidad mueve los océanos
y genera mareas en el mar del alma.
Esta intensidad me llena de silencios,
y los silencios se me pegan,
tal vez para callarme.
Esta intensidad, es parte de mi ser,
que es fuego y aire en movimiento.
E intento dominarla,
o tal vez negociar una tregua.
Pero es cómo dominar un un volcán,
o un huracán de fuego en el pecho.
Y me doy cuenta que soy luz,
y que demasiada luz también quema.
Pero la luz es también fuente de la vida,
de las flores, del arco iris,
del amor puro y verdadero.
Y es ahí cuando entiendo,
o tal vez me quiera convencer a mi mismo,
que solo el amor puede curarme.