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Extraño la libertad.

Ella era una mujer fuerte,
Su pensar era enorme,
Con tan solo una idea,
Podía borrar fronteras.

Su platicar trataba de cosas inciertas,
Hablaba de átomos o libros,
De aquellos besos perdidos,
O la locura de la libertad.

Cuando me regalaba cartas,
Me describía sus utopías,
El sueño de conocer el universo,
De ver una sociedad sin complejos.

No le importaba lo material,
Ella veía algo más allá,
Escuchaba el latir del corazón,
Identificaba la pureza en la mirada.

En sus sonrisas no había prisa,
Reía con ganas de forma natural,
El sonido de su risa era armonía,
Llenaba cualquier lugar de alegría.

Sus palabras eran sinceras,
No mentía ni por cortesía,
Odiaba con su esencia la hipocresía,
Le repudiaba el quedarse callada.

Es lindo recordarla en el tiempo,
Saber que fue todo en mi vida,
Extrañarla en cualquier momento,
Conocer su cuerpo y sus pensamientos.

Que lindos mis días cuando la tenía,
Esos instantes donde le pertenecía,
Y sin miedo me comprendía,
En este mundo ella me quería.

Lastima me da el no estar en su lugar,
El día que aquella bala me la arrebato,
Se la llevo a un lugar donde no la puedo tener,
Tal vez ahora mismo con su alegre mirar me ve.

La extraño en las mañanas,
Esos besos que rompían la rutina,
Sus abrazos improvisados mataban a la costumbre,
Estallaba mi alma a su lado cuando me decía te amo.

¿Será feliz en donde esta?
No lo sé, tal vez esta mejor,
Pero yo voy de mal en peor,
Sin poder vivir, ni morir, por miedo.
Temor tengo de no volverla a ver,
Pavor siento al no escuchar su voz.

Estoy perdido en la muchedumbre,
Sin libertad, encadenado en la soledad,
Ya no tengo lágrimas, ni sonrisas.
Solo quiero volver a contemplar su caminar,
La lentitud de sus pasos al acercarse,
Oler su piel y gritar que la amo fuerte.