Nunca mis versos se detuvieron
en una dura y arriesgada profesión
sin franja horaria, haga frío o calor,
siguiendo firme en cualquier situación.
Nunca recé con fervor lo suficiente
a San Cristóbal, su Santo Patrón,
pero fue su imagen una constante
en mis horas de preocupación.
Nadie como tú, amigo Camionero
generoso, noble y sincero,
sabe de lucha constante
aferrado al volante.
Tan sólo con la compañía del receptor
que calma tus eternas soledades
y la ausencia del gran amor
en esos días especiales.
Jamás se escuchó una queja
a estos \"Gigantes\" sin fronteras,
siempre prestos a cualquiera
con amabilidad sincera.
Yo sé de esa senda peligrosa
serpenteada y cambios de rasante,
compartí historias, logros y proezas
pero también las flaquezas y temores
que marcan la piel y matan las ilusiones.
Tú, que rezumas bondad
y eres el mejor de los amigo,
trabajador incansable, Rey de la carretera
sacrificando cada día tu vida entera.
Te pierdes de ella lo más bello,
el diario contacto con la familia,
pero debes seguir adelante
Maestro genial del volante
Lágrimas suelen rodar
pero nadie las puede borrar
porque saben que es vital llevar
para sus familias el pan.
Y esta que hoy con su pluma
te rinde su homenaje con admiración,
sabe mucho de esperas interminables
y de angustias que hieren el corazón.
Fina