Escribo cuando escribo,
pues es como si me sintiese vivo.
Me comparo como si fuese el Nilo,
su inestabilidad.
Intento marcar asi mi propio estilo,
y cuando pasa el tiempo, este va al olvido
y uno nuevo ha nacido.
A veces es como un huracán marchitado de odio y tristeza
arrancando y destruyendo un poblado.
A veces es como el olor embriagador de un pétalo de rosa
olido por una piedra combertida en agua.
A veces es como el sonido de una lagrima al caer
tratada de ser pintada.
¿Cómo será ahora?