Un niño alegremente a la noche se asomó
contemplando el universo maravilloso
que con su luna y estrellas, pronto lo cautivó.
Sentado en lo más alto de su montaña de ilusiones
sus ojitos al igual que esos luceros brillaban sin parar
y con sus manitas hacia el cielo, una estrella quiso alcanzar,
después de muchos intentos, una , muy cerca vio pasar
y con sus tiernas manitas, fácilmente la alcanzó
pero apenas la tocó, en mil estrellitas, esta se convirtió
que se escaparon entre sus dedos, dejándolo solo la ilusión.
El niño, solitario, disfrutaba de aquella realidad
pensando que seguiría en las noches claras
buscando su estrella, porque aquella que no era suya
rápidamente se le escapó.
Sentado en lo más alto de su montaña de ilusiones
continuaba el niño meditando:
“ Todos tenemos una estrella en el cielo,
que un día vendrá y esa sí, de seguro
nunca se nos escapará “