Confesión.
Sabes,
mis manos se han extasiado,
sin tocar tus primaveras,
sin asir el silencio cuando callas,
sin sentir el calor de tus tormentos.
Sabes,
el tiempo huérfano de amigos
se ha esfumado disimuladamente,
llevándose los sueños mas preciados
y dejándonos solo con una gota de esperanza,
que se diluye, que se escapa de las manos.
Sabes,
después de los fugaces abriles
en mis horas terrenales,
no encuentro mas luces
que la luz de tu mirada lejana,
que amenaza con perderse al viento.
Sabes,
que vivo preso de tu risa
de tu aroma, de tu aliento
del color de tus ojos soñadores,
desde que descubrí el infinito
en tu mirada.
Versos finitos