salgo a buscarte a todas horas,
y te hablo desde cualquier parte,
te hablo desde cualquier diminuta
roca muda,
que crujió cuando tu la pisaste,
desde los sitios a los que tus ojos
no prestan mucha atención,
oh! amado, mírame ahí estoy yo,
¿acaso no escuchas mis gritos
cuando la lluvia golpea el asfalto
con su canto incesante?
¿no te das cuenta que mi voz estalla
llamándote, en cada ocaso,
de todas las tardes?
¡hay! mi torrente,
para hablar de ti tengo que abrirme las venas,
para que las palabras que te digo,
vengan con sangre,
para que el viento que nos separa,
no les diluya el efecto que pretenden
causarte,
bello, mi bello, ¿desde que estrella llegaste?,
escúchame ahora de todas partes,
óyeme del cielo,
de tus sombras,
del aire,
óyeme en el silencio que queda ahora,
ahora que no tengo nada que decirte.
autor: Nayeli Olva