recóndito lugar, sendero de mi infancia
Donde el cielo parece detenerse
Y quedarse con el olor de montaña
Para sufragar en sus veredas
Las lisonjeras esperanzas
Escondiendo la luz de sus estrellas
Con el esplendor de añoranzas
Como si su coqueteo pretendiera
Sembrarse en el seno de sus entrañas
Confundiéndose con la tenue niebla
Que sus caminos de verdor engalanan
Con un ambiente de eterna primavera
Ofreciendo en sus muchas quebradas
Lágrimas que surgen de su recóndita tierra
Para con humilde ternura a todos ofrecerla
Y que señorialmente en su encanto reserva
Protegidos por ondinas y nereida
Y los gnomos y pigmeos que guardan la tierra
Entre los silfos y sil finas de su sierra
Celando el misterio que su interior encierra