El atardecer sopla esta próximo se altera,
y mira rabioso con un rojo enardecido/
que se funde cual vivo aroma desprendido,
de tu salvaje, negra y blonda cabellera.
Que en cascada de doradas hojas reverbera
o en trémulos rosales de tu jardín florido,
donde el rocío de tus labios/ formó el nido,
con halos y plumones de tu bella cimera.
Nacen en tu rostro dos rubíes invernales,
que sacian las ansias de la noche apasionada/
que como pantera destrenza y ondea las señales,
que serpentean cual relámpagos en la nada/
y veloz se pierde tu nombre bajo las huellas,
mientras en tus ojos… aún brillan las estrellas.