¡Compañero, compañero,
cuánto me cuesta escribir!
pero retuerzo el bolígrafo
para que una gota de tinta
te dedique un poema
a ti, compositor.
Abrazado a tu guitarra compones lo que sientes y enamorado de tu música te olvidas de vivir. Quisieras conquistar el mundo con unas letras, con una canción; pero el mundo te conquistará con su monótona oración. Surgen tus canciones y yo no sé cómo surgen; tal vez una muchacha viene a tu pensamiento dispuesta a terminar los sufrimientos de tu guerra, o tal vez porque, sin querer, es el único sonido de tu propio silencio. Quizás sólo cantas la necesidad de un beso o la de un cuerpo capaz de estrechar entre tus brazos… Quizás son canciones que recuerdan el primer amor a escondidas entre esos compañeros de tu pandilla. Quizás… Tal vez… Tus canciones yo no sé por qué surgen, pero están ahí, en el aire, en los muros de tu casa, dispuestas a sollozar todo lo que amas.