Tengo miedo porque estás tan lejos
pero a la vez tan cerca de mí,
que tu presencia me asusta
cuando te veo y pienso
que jamás podré besar tu labios
de dulce nostalgia.
Tengo miedo cuando cae la noche,
porque intento mirar al horizonte
velado por estrellas,
y no logro encontrar
tus luceros fulgurantes
como el brillo de las mismas
en los que antes buscaba cobijo mi alma.
Tengo miedo cuando pronuncio tu nombre
en voz alta,
y cientos de escalofríos recorren mi cuerpo
exaltado por mi dicha,
pensando en las tersas caricias
que contienen tus manos
claras como el propio alba.
Tengo miedo por no sentir más nada,
por decirte entre susurros
que mi pecho por ti suspira
y al instante escuchar de tu ansiada boca,
palabras de fría distancia.
Tengo miedo de estar enamorada.