De tu esencia, Señor, confluyen puras
aguas vivas de océanos de amor,
las que sanan tristezas y dolor,
las que pueden calmar las desventuras.
Si me cubres con ellas van seguras
mis acciones y ya no habrá temor,
sumergiéndome en cada resplandor
de tus rayos, caricias tan seguras.
Del hombre borras toda su maldad.
No se puede escapar de tu sapiencia,
en tus manos habita la verdad.
A tu lado no existe la dolencia,
la injusticia, el dolor, la soledad.
Océanos de amor en tu presencia.